El Secreto Contradictorio que Todo Nuevo Corredor Debería Saber
Si eres nuevo en el running o simplemente te estás tomando en serio tu forma física, podrías pensar que la mejor manera de ganar velocidad es apretar el ritmo cada vez que te pones las zapatillas. Pero aquí tienes una verdad sorprendente: en realidad, reducir la velocidad es la clave para ir más rápido.
Vamos a analizar por qué correr despacio es la forma más rápida de volverse más rápido, y cómo puede transformar tu experiencia como corredor.
La Ciencia Detrás de Correr Despacio
Correr a un ritmo fácil y conversacional—piensa en un trote durante el cual podrías conversar o incluso cantar—hace más que sólo sentirse bien. Es un método comprobado para:
- Construir resistencia: Correr despacio ayuda a tu cuerpo a adaptarse al estrés de correr, fortaleciendo músculos, articulaciones, tendones y huesos con menos riesgo de lesiones.
- Impulsar tu capacidad aeróbica: Los kilómetros fáciles entrenan tus sistemas cardiovascular, respiratorio y muscular para trabajar de manera más eficiente, permitiéndote correr más tiempo y recuperarte más rápido.
- Aumentar la densidad mitocondrial: Estas “plantas de energía” en tus células te ayudan a utilizar el oxígeno y el combustible de forma más eficiente, elevando tu umbral de lactato para que puedas correr más rápido antes de fatigarte.
Prevención de Lesiones = Más Consistencia
Correr rápido todo el tiempo someté a tu cuerpo a mucho estrés y aumenta el riesgo de lesión. Correr despacio reduce ese riesgo, dando tiempo a tu cuerpo para adaptarse y recuperarse. Eso significa menos contratiempos y más entrenamiento constante, que es el verdadero secreto de la mejora a largo plazo.
«Elegir ejercicio de baja intensidad en lugar de ejercicio de alta intensidad puede disminuir el riesgo de sobreentrenamiento, lo que significa que es menos probable que sufras enfermedades y lesiones relacionadas con el estrés a largo plazo.»
La Regla 80/20: Cómo Entrenan los Profesionales
La mayoría de los corredores experimentados siguen la regla del 80/20: aproximadamente el 80% de tus kilómetros semanales deberían ser a un ritmo fácil y lento, y sólo el 20% a intensidades más altas (como intervalos o ritmos controlados). Esto te permite:
- Acumular más kilómetros de manera segura, construyendo tu base física.
- Manejar mejor el trabajo de velocidad cuando lo incluyes, porque tu cuerpo está más fuerte y mejor preparado.
Si puedes correr más kilómetros lentos, podrás soportar mayor cantidad de kilómetros rápidos después, y así es como logras tus mejores marcas personales.

Correr Despacio Mejora Tu Técnica y Tu Mentalidad
Correr más lento facilita que te concentres en tu técnica y en tu forma de correr, ya que no estás jadeando por aire o empujando tus límites. Esto no solo ayuda a prevenir lesiones, sino que también te convierte en un corredor más eficiente con el tiempo.
Además, las carreras fáciles enseñan paciencia y disciplina, cualidades que todo corredor necesita, especialmente al enfrentarse a retos mentales en carreras largas o nuevas distancias.
¿Qué Significa “Lento” Para Ti?
No existe un ritmo universal para “lento”. Es diferente para cada persona. La mejor guía: corre a un ritmo en el que puedas mantener una conversación cómodamente, sin quedarte sin aliento. A medida que tu forma física mejore, notarás que tu ritmo “lento” se vuelve naturalmente más rápido con el tiempo.
Conclusión: Confía en el Proceso
Si te tienta buscar velocidad en cada entrenamiento, recuerda: el camino para correr más rápido está pavimentado con kilómetros lentos y constantes. Adopta el ritmo fácil, construye tu base y observa cómo tu velocidad—y tu disfrute—aumentan.
¿Listo para ser más rápido? Empieza por ir más despacio. Tu yo futuro (y tus rodillas) te lo agradecerán.