swimming eyes closed

Nadar en la oscuridad: por qué cerrar los ojos puede mejorar tu brazada

Para muchos principiantes, nadar puede resultar abrumador. Lo intenté muchas veces, pero siempre me costaba igualar la suavidad y fluidez que veía en los atletas de la televisión. (Por supuesto, todavía no nado como ellos, ¡pero al menos ya no siento que me estoy ahogando!) Hay tantas cosas en las que pensar al mismo tiempo: la respiración, el ritmo, la mecánica de la brazada y la posición del cuerpo. Una técnica inesperada (y simple) que puede ayudar a mejorar la técnica de natación y la conciencia corporal es esta:

Cierra los ojos.

Puede sonar extraño, incluso incómodo al principio. Pero nadar con los ojos cerrados, aunque sea por intervalos cortos, puede agudizar los sentidos, corregir desequilibrios y ayudarte a desarrollar una brazada más eficiente.


El poder de la privación sensorial en la natación

Cuando se elimina la visión de la ecuación, el cuerpo naturalmente intensifica la conciencia de otras sensaciones, como la resistencia del agua, el equilibrio y el movimiento. Esto se llama privación sensorial, y puede ser una herramienta de entrenamiento poderosa en la piscina.

Qué sucede cuando cierras los ojos:

  • Te vuelves más consciente de cómo se mueve tu cuerpo en el agua.
  • Pequeños desequilibrios o asimetrías se hacen más notorios.
  • Aprendes a sentir tu brazada, en lugar de solo observar tu técnica.
  • Tu cerebro enfoca más en el ritmo, el tiempo y las sensaciones del cuerpo.

Para los principiantes, esto puede marcar una gran diferencia a la hora de construir una mejor técnica sin necesidad de ejercicios complicados o equipo especial.


Cómo cerrar los ojos puede mejorar tu brazada

1. Mejora la alineación corporal

Sin referencias visuales, se vuelve más fácil notar si el cuerpo se desvía del centro. Muchos nadadores favorecen involuntariamente un lado, y nadar con los ojos cerrados revela rápidamente estas tendencias.

Consejo: Prueba nadar unos pocos metros con los ojos cerrados y observa si te desvías hacia la izquierda o la derecha. Esto puede indicar un desequilibrio en tu brazada o patada.

2. Mejora la simetría de la brazada

Sentir es creer. Cuando los ojos están cerrados, las señales internas del cuerpo se vuelven más claras. ¿Están ambos brazos empujando con la misma fuerza? ¿La rotación es pareja? Estas preguntas son más fáciles de responder cuando se enfoca hacia adentro.

3. Mejora la conciencia de la patada

Muchos principiantes patean desde las rodillas o pierden la alineación de las piernas. Nadar a ciegas ayuda a resaltar si las piernas están en sincronía o si se desajustan del ritmo general.

Consejo: Comienza con intervalos cortos—intenta de 3 a 5 brazadas a la vez—y luego abre los ojos para recuperar la orientación.

4. Fomenta la relajación y el flujo

Liberarse de la necesidad de vigilar constantemente la técnica de forma visual puede conducir a una brazada más fluida y segura. Entrena al cuerpo a confiar en el movimiento.


Cómo probarlo de forma segura (y efectiva)

Este ejercicio funciona mejor si se realiza con intención y precaución:

  • Comienza en un carril seguro o en la parte baja de la piscina, idealmente con un entrenador o socorrista cerca.
  • Empieza con los ojos cerrados solo por unas pocas brazadas—de 3 a 5 es suficiente.
  • Concéntrate primero en el estilo libre, ya que es el más fácil para sentir la alineación y el flujo.
  • Pruébalo durante el calentamiento o enfriamiento, cuando el ritmo es más suave.
  • Para obtener más retroalimentación, combínalo con aletas o pull buoys para aislar el movimiento.

Importante: Nunca lo intentes en aguas abiertas ni sin supervisión.


Cuándo usar este ejercicio

  • Durante sesiones enfocadas en la técnica
  • Al aprender un nuevo estilo o habilidad
  • Para corregir desequilibrios en la brazada o mejorar la alineación
  • Al entrenar para desarrollar mayor conciencia en la natación

Es una forma simple pero poderosa de reforzar la conciencia corporal sin sobrepensarlo.


Cerrar los ojos en la piscina puede sentirse extraño al principio—pero ese es precisamente el objetivo. Elimina distracciones y te conecta con lo esencial de la natación: el movimiento, el ritmo y el control del cuerpo.

Para los principiantes, no se trata de nadar a ciegas—se trata de aprender a sentir el agua. Y cuando lo logras, todo empieza a encajar.

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