Cuando empecé a andar en bicicleta, pensaba que esforzarme con un cambio pesado significaba que me estaba volviendo más fuerte y más rápido. Se sentía satisfactorio, hasta que mis piernas estaban agotadas a mitad del recorrido. Lo que no entendía en ese momento era que estaba trabajando más duro, no más inteligentemente. Una vez que empecé a prestar atención a mi cadencia—la velocidad a la que pedaleaba—todo cambió.
Si estás empezando en el ciclismo o en la bici indoor, este podría ser uno de los cambios más útiles que puedes hacer desde el principio: pedalea más rápido con menos resistencia en lugar de forzar con marchas pesadas.
¿Qué es la Cadencia?
La cadencia es el número de veces que giras los pedales por minuto—tus revoluciones por minuto (RPM). Es como tu ritmo sobre la bicicleta. Y aunque no lo creas, la velocidad a la que giran tus piernas puede tener un gran impacto en cómo te sientes y en tu rendimiento durante un recorrido.
Durante mucho tiempo, no tenía idea de a qué cadencia estaba pedaleando. Simplemente cambiaba a un desarrollo que se sentía “fuerte” y listo. Pero una vez que empecé a experimentar con una cadencia más alta, mi resistencia mejoró y mis salidas se volvieron mucho más disfrutables.
Por Qué Pedalear Más Rápido Funciona Mejor
Pedalear en una marcha más liviana con una cadencia más alta transfiere más trabajo a tu corazón y pulmones en lugar de tus músculos de las piernas. Y como tu sistema cardiovascular se recupera más rápido que tus músculos, esto hace que las salidas largas sean mucho más fáciles.
Beneficios Que Noté de Inmediato:
- Menos fatiga muscular – Mis piernas no se sentían como concreto a mitad del recorrido.
- Más resistencia – Podía andar más tiempo sin quemarme.
- Pedaleo más fluido – Mi pedaleo se sentía más natural y continuo.
Además, no estaba poniendo tanta presión sobre mis rodillas, lo cual hizo una gran diferencia en cómo me sentía después del recorrido.
El Problema de Usar Marchas Demasiado Pesadas
Cuando pedaleas con un cambio demasiado pesado y a baja cadencia, pones más tensión en tus músculos y articulaciones. Puede sentirse poderoso por un rato, pero eventualmente pasa factura.
Lo Que Solía Experimentar:
- Muslos ardiendo al principio del recorrido
- Rodillas adoloridas al día siguiente
- Una sensación de estar “forzando” en vez de fluyendo
Una vez que empecé a enfocarme en pedalear más ligero y más rápido, sentí como si hubiera desbloqueado una nueva forma de andar.

Encontrar la Cadencia Adecuada Para Ti
No hay un número mágico que funcione para todos, pero un buen rango para principiantes está entre 80–100 RPM. Yo empecé en el extremo bajo y fui subiendo gradualmente.
Así fue como me adapté:
- Empecé lento – No intenté llegar a 100 RPM el primer día.
- Presté atención a la comodidad – Si mis piernas o pulmones se sentían raros, ajustaba.
- Observé cómo reaccionaba mi cuerpo – Se volvió más fácil notar cuándo estaba usando demasiada marcha solo por cómo se sentían mis piernas.
Ejercicios Simples Que Me Ayudaron a Mejorar
No necesitas un plan de entrenamiento sofisticado para acostumbrarte a pedalear más rápido. Algunos ejercicios simples marcaron una gran diferencia para mí:
- Spin-ups – Aumentaba lentamente mi cadencia por 30 segundos, luego recuperaba.
- Intervalos de alta cadencia – Elegía una marcha baja y pedaleaba lo más rápido que podía por 15–30 segundos, luego descansaba.
- Aumentos de cadencia – Andaba a un ritmo cómodo y aumentaba la cadencia un poco cada pocos minutos.
Estos eran fáciles de incorporar en mis salidas habituales, y ayudaron a que mis piernas y mi mente se acostumbraran a moverse más rápido sin tensión.
Solía pensar que pedalear con una marcha pesada era la forma “fuerte” de andar. Pero honestamente, me siento más fuerte ahora que he aprendido a pedalear más rápido y ligero. Es más fácil para mi cuerpo, más sostenible, y simplemente más divertido.
Si eres nuevo en el ciclismo, te recomiendo de verdad que te enfoques en tu cadencia desde el principio. No tengas miedo de cambiar a una marcha más ligera y girar más rápido. Te sentirás mejor durante tus recorridos, te recuperarás más rápido, y disfrutarás mucho más el proceso.
Así que la próxima vez que salgas en la bici o estés calentando en el rodillo, intenta pedalear un poco más rápido—puede que te sorprenda lo mucho mejor que se siente.